En los últimos meses, los solicitantes de visas estadounidenses —incluyendo las B1/B2 (turismo), F-1 (estudiante), de trabajo y E-2 (inversionista)— están enfrentando un escrutinio más riguroso durante sus entrevistas consulares. Esta tendencia parece reflejar un endurecimiento de las políticas migratorias que fueron reforzadas durante la administración Trump, con efectos duraderos que aún se sienten hoy en día.
Uno de los cambios más significativos es la negación de solicitudes de visa debido a antecedentes penales en EE. UU., incluso por delitos cometidos hace más de una década. En el pasado, los oficiales consulares solían mostrar cierta flexibilidad, especialmente para solicitantes que ya habían revelado incidentes anteriores y habían recibido visas en años anteriores. Sin embargo, bajo los estándares actuales, incluso personas con condenas menores o antiguas —como DUIs (conducir bajo la influencia) o delitos menores— están viendo sus solicitudes denegadas.
Aún más preocupante es que algunas personas que anteriormente lograron renovar sus visas, a pesar de tener antecedentes penales, ahora están siendo rechazadas sin que haya cambiado su historial. Esto refleja un claro cambio de política: las aprobaciones anteriores ya no garantizan la emisión futura de una visa. Ahora cada solicitud es evaluada bajo criterios más estrictos, y los oficiales consulares tienen mayor discreción para negar visas con base en la “inadmisibilidad”.
Si una visa es denegada debido a un delito anterior, es posible que el solicitante no quede permanentemente inhabilitado, pero deberá tomar un paso adicional: solicitar un Perdón 212(d)(3). Este perdón permite que personas que normalmente serían inadmisibles a EE. UU. puedan obtener una visa temporal, a pesar de problemas del pasado. Sin embargo, el proceso es discrecional, lleva tiempo y no está garantizado.
A los solicitantes con cualquier antecedente penal, sin importar cuán antiguo sea, se les recomienda consultar con un abogado de inmigración con experiencia antes de solicitar una visa. A medida que evolucionan las políticas y los oficiales adoptan interpretaciones más estrictas de inadmisibilidad, la preparación adecuada y la asesoría legal son esenciales.
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