Desde que Donald Trump fue reelegido presidente para servir cuatro años más, nuestra oficina ha recibido múltiples llamadas de clientes actuales y prospectivos preguntando qué sucederá con los procesos migratorios. Aquí, ofrecemos nuestras opiniones y expectativas al respecto.
Si bien es difícil predecir cada detalle, especialmente considerando el cambiante panorama político y legal, es probable que la estructura principal de los procesos de inmigración tanto basados en la familia como en el empleo permanezca en gran parte sin cambios. Sin embargo, se espera que ciertos aspectos de la inmigración, en particular los procesos humanitarios como el asilo y la defensa contra la deportación, reciban una influencia más directa de la administración de Trump.
En el ámbito de la inmigración basada en la familia y el empleo, es poco probable que se produzcan cambios drásticos. Estos procesos, mediante los cuales los ciudadanos y residentes permanentes de EE. UU. pueden patrocinar a familiares o los empleadores pueden patrocinar a trabajadores, están profundamente arraigados en el sistema migratorio de EE. UU. Aunque es posible que veamos algunos cambios en forma de formularios de inmigración actualizados, ajustes en los tiempos de procesamiento o cambios en los procedimientos de solicitud, el marco general de estas categorías de visas probablemente se mantendrá consistente. La administración de Trump ha priorizado históricamente la reducción de los niveles de inmigración, pero estas categorías fundamentales han permanecido centrales en la política migratoria de EE. UU.
Una de las áreas en las que sí esperamos ver cambios significativos es en la inmigración humanitaria, particularmente en lo relacionado con el asilo y la defensa contra la deportación. Durante el primer mandato de la administración Trump, los tribunales de inmigración y los procesos de asilo sufrieron importantes cambios, y es probable que esto continúe. Los tribunales de inmigración de EE. UU. forman parte del poder ejecutivo y están bajo la influencia directa del presidente. La administración Trump ya ha tomado medidas para limitar las solicitudes de asilo, reforzar los procedimientos de verificación de refugiados y agilizar los procesos de deportación.
En un segundo mandato, podemos anticipar una aplicación aún más estricta de las leyes migratorias. Es probable que la administración continúe con los esfuerzos para reducir las solicitudes de asilo y agilizar los procesos de deportación, posiblemente estableciendo estándares más rigurosos para la elegibilidad al asilo. Los cambios podrían incluir limitar el acceso a las audiencias de asilo o acelerar la deportación de individuos que no califiquen para protección. El debate continuo sobre las políticas de “captura y liberación” y la seguridad fronteriza también podría jugar un papel clave en la configuración de estos procesos.
Mientras que los procesos de inmigración basados en la familia y el empleo pueden mantenerse relativamente estables durante otro mandato de Trump, se espera que la inmigración humanitaria experimente cambios más significativos. Este cambio refleja la tensión continua entre la aplicación de la ley y los derechos humanos que ha caracterizado el enfoque actual de la administración hacia la inmigración.
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